martes, 20 de marzo de 2018

La importancia de ser feliz


Párate un momento y piensa, eres feliz? 

Si has respondido NO, seguramente la causa sea que estás immersa en un largo e infructuoso proceso de infertilidad. Y ese sea uno de los motivos por los que te cuesta ser feliz. Pero, déjame decirte algo. Si esperas tener un hijo para ser feliz, si ahora mismo crees que lo único que podría darte la felicidad es tener un hijo, estás incurriendo en un grave error. 
Tu hij@ llegará y cuando lo haga, deberá hacerlo en un seno libre, en paz, sin cargas emocionales. Y lo mejor para eso, es que tú misma ya trabajes en tu felicidad.

Pensarás que qué fácil decirlo y qué difícil hacerlo, verdad? Bien, como sabrás, la felicidad radica siempre en las pequeñas cosas. 
Y qué puedes hacer para ser más feliz?
Hacer todo aquello que provoque que tu cuerpo segregue endorfinas (las hormonas de la felicidad). Es muy fácil. Haz una lista de cosas que te guste hacer y te hagan sentir bien: hacer deporte; quedar con amig@s; pasear con tu perro; leer; hacer el amor (quedan excluidas las prácticas programadas); comer algo que te guste mucho; pasear por la playa; perderte en la montaña... las posibilidades son infinitas. Haz cada día una de estas actividades. Verás como te sientes mejor y neutralizarás los sentimientos negativos que conlleva cualquier proceso de infertilidad.

Si has respondido SI a la pregunta de si eres feliz, estás más cerca de conseguir tu sueño de lo que crees. Sigue potenciando esa felicidad para que tu hij@ tenga esa cuna como apoyo.

Prueba lo que te propongo durante unas semanas y cuéntame...te has sentido mejor?

martes, 27 de febrero de 2018

El segundo cumpleaños de Paula


Me parece mentira que haya pasado así...tan rápido...y sobretodo me parece increíble poder subir estas fotos a mi blog. Ese rinconcito que creé cuando luchaba por ser madre. Y aunque la entrada no tenga la misma temática, no puedo evitar compartir estas fotos que evidencian que los sueños se cumplen cuando no te rindes y luchas.

Para inmortalizar esta segunda vuelta al sol, hicimos una sesión smash cake casera. Preparé un bizcocho, moví muebles para hacer sitio y así de bonitas quedaron las fotos.



Paula se lo paso en grande. Le encantó su tarta de Minnie. Aunque el escenario quedó algo sucio...

Suerte que tenemos a Greta, nuestra roomba particular. No dejó ni una miguita!


Y después de la rica merienda y recoger, dar un paseo con Minnie :D


Feliz Cumpleaños Paula! Gracias por estos dos intensos y maravillosos años.



lunes, 17 de abril de 2017

Arnés TODDLEPAK de TRUNKI

Esta Semana Santa hemos comprado y estrenado este arnés para niños. Paula es una niña muy inquieta. Anda desde los 11 meses y ahora, con casi 14 corre que se las pela. En la sillita se cansa de ir. Su naturaleza es estar libre para poder correr salvaje. Pero la calle está llena de peligros, sobretodo en los lugares donde hay tráfico cerca o mucha gente. Así que por su seguridad y para mi tranquilidad me puse a buscar algún tipo de arnés adecuado para su edad y que fuera lo más cómodo para ella.
El Toddlepak de Trunki fue el más completo que encontré, y tras comentarlo con otra mamá, ambas nos decidimos por el mismo.
Lo hemos usado estos días y nuestra experiencia ha sido muy buena.

El arnés aparte de tener un diseño muy divertido, es muy ligero y transpirable. Se ajusta fácilmente al contorno del pecho del niño/a.



Su sistema de cierre en la espalda es muy seguro.


 La cuerda, que se engancha en la parte trasera a la derecha e izquierda, puede usarse en dos posiciones según si lo que se desea es ayudar al niño a andar o simplemente acompañarlo, como es mi caso.




 Además tiene la longitud perfecta para poder dar cierta autonomía a los pequeños pero sin perder de vista su seguridad.

 



Nosotros la hemos usado en la calle y en Port Aventura y ha sido una tranquilidad saber que teníamos a la niña controlada. Y Paula, feliz de poder andar suelta.




Habrá quien piense que es una barbaridad llevar a los niños atados como si fueran perritos, pero en determinadas circunstancias cualquier precaución es poca. Y dado que mi niña es un terremoto, lo que opinen los demás acerca de este asunto me importa poco. Su seguridad está por encima de todo.



lunes, 27 de marzo de 2017

Vivan las Croquetas!!

Tras los duros meses que me ha hecho pasar Paula con el puré de verduras me he tenido que buscar la vida para conseguir que las coma en otros formatos. Ahora que ya es más mayor y tiene más dientes con los que puede triturar más la comida, ya le doy más sólidos. Así que imaginación al poder y que vivan las croquetas!!
Desde la revisión de los 11 meses con la pediatra me dijo que podía darle croquetas así que lo primero que pensé fue: le voy a hacer croquetas de verduras!! Si digo la verdad no miré la receta en ningún lado, pero tampoco tienen mucho secreto si has hecho croquetas en otras ocasiones.

A continuación os paso la receta para que la probéis con los peques y con los que no lo son tanto :D

INGREDIENTES

- 1 Calabacín
- 1 patata pequeña
- 1 zanahoria
- Un trocito de cebolla
- 7-8 judías verdes
- Un filete de ternera o pollo
- Un chorrito de aceite
- Pan rallado
- Una cucharadita de queso de untar (tipo philadelphia)
- Un huevo
- Una pizca de sal (opcional en función de la edad del bebé)



1. Cortar todas las verduras a taquitos pequeños.
2. Pocharlas en el microondas tapándolas con una tapa de plástico o bien hervirlas pero sin que estén demasiado blandas para que no se deshagan.
3. Una vez que tenemos las verduras pochaditas las pasamos por la sartén (no es necesario echar aceite pero si se quiere se le puede echar un chorrito). Al dorarlas quedarán más sabrosas.
4. Por otro lado, pasaremos el filete de ternera o pollo por la plancha.



5. Cuando ya tenemos las verduras y la carne cocinadas las mezclaremos en un vaso o bol junto con la cucharadita de queso de untar y el huevo para poder batirlo con la turmix.
6. A continuación le añadimos el pan rallado y mezclamos bien.
7. Una vez obtenida la masa de nuestras croquetas...llegó el momento de pringarnos las manos! Mediante una cuchara cogemos parte de la masa y modelamos cada pieza. La gracia de que sean caseras es que no hay dos con la misma firma, así que cada una será única e irrepetible. Si parte de la masa está muy pegajosa podemos añadir más pan rallado para modelarlas mejor.
8. Para dorar las croquetas las meteremos en el horno encima de papel de hornear para evitar que se peguen. Las tendremos horneando unos 10-15 min a una temperatura de unos 170 grados. Deberemos ir vigilando que se hacen correctamente e irlas girando.


9. y...Volia! ya tenemos listas estas croquetas delicionas!!





jueves, 2 de febrero de 2017

Las mil y una caras de la maternidad


Si algo tengo claro desde que soy madre es que la maternidad tiene mil caras. No hay dos madres iguales, ni dos maneras de criar igual, ni dos bebés idénticos en comportamiento. Por lo tanto, cada maternidad es un mundo que hay que respetar por encima de todo.

Convertirme en mamá me ha hecho darme cuenta de lo complejo y duro que es. Parecía más fácil cuando lo hacía mi madre conmigo. Traemos al mundo a nuestros hijos envueltas en una revolución hormonal y sentimos la presión y la culpa por cada una de las decisiones que tomamos como madres. Incluso antes de serlo, se nos ejerce una presión para que lo seamos. Hoy en día nuestro papel en la sociedad va mucho más allá de ocuparse de la casa y los hijos. El posponer la maternidad ha disparado los problemas para concebir y por suerte la ciencia ha puesto a disposición de las parejas nuevas fórmulas para conseguir ser padres. Sin embargo, la crianza de los hijos sigue recayendo en nosotras. Se nos exige que seamos abnegadas y sacrificadas y antepongamos el cuidado de nuestros hijos a nuestras propias metas. En muchas ocasiones no nos queda otra que renunciar a nuestro trabajo, nuestros hobbies, y a nosotras mismas. Y eso, por más que amemos a nuestros hijos, no es justo.

Se nos critica y juzga por todo: si das pecho, si no le das, si duerme contigo en la cama o en su cuna, si lo llevas a la guardería o no, y un largo etcétera que por desgracia nos lanzamos entre nosotras. 
Tengo la suerte de haber podido estar en contacto con otras madres primerizas como yo y esto me ha permitido ver que todas las opciones son válidas y que todos los niños se crían igual. Cada mamá debe tomar sus decisiones respecto a la crianza de sus hijos basadas sobretodo en el bienestar del bebé y de una misma. Porque si la mamá está bien, el bebé está bien. Así que si eso comporta tener que hacer malabares para poder descansar unas horas más, pues lo haces y no pasa nada.

"Tener hijos te quita calidad de vida" - dice la periodista Samanta Villar. Efectivamente Samanta, te quita calidad de vida porque durante unos meses duermes muy poco, comes cuando puedes y lo que es descansar... pues más bien nada. Pero es que la maternidad no es tan idílica como nos la pintaban. 
Entiendo que estas palabras hayan ofendido a un sector de las mujeres muy importante: aquellas que han tenido problemas para concebir. Y seguramente esta frase esté sacada de contexto.
Pero dudo que estés arrepentida de ser madre. Simplemente que cada mujer lo vive de manera distinta. Todo es mucho más fácil cuando tienes ayuda para todo y un bebé que duerme del tirón desde el principio. Pero en la gran mayoría de los casos, esto no es así. 
¿Y qué hay de malo en decir las cosas "menos buenas" de ser madre? Me considero una de las madres más quejicas del mundo. Hay días que echo de menos la libertad que tenía antes para hacer lo que me daba la gana. Pero no cambiaría ni un solo segundo la vida que tengo ahora junto a mi bebé. Todo tiene su proceso de adaptación pero con el tiempo te amoldas y tiras para adelante.
Pero mamás! no os escandalicéis. No se es peor madre por decir que estás cansada y desear estar tranquila un rato. Quizá si todas nos quejáramos y explicáramos las cosas negativas sin tener que sentirnos malas madres, no se montarían estos revuelos. 

Así que vamos a dejar de criticarnos las unas a las otras y que cada una viva la maternidad a su manera, con todo lo bueno y lo malo que ello conlleva.


lunes, 30 de enero de 2017

Mi primer año siendo mamá


A solo un mes para que Paula cumpla un año, y tras muchos meses de abandono de mi blog, me animo de nuevo a explicar mi experiencia, esta vez como mamá primeriza.

Si hago balance de estos primeros 12 meses sin duda han sido los más intensos de mi vida. El post-parto no fue tan idílico como parece que todo el mundo pinta. Dormir y comer poco, problemas con la lactancia materna, que terminó con mi renuncia frustrada a dar el pecho. Y lloros, muchos lloros de mi bebé y míos. 
Echaba de menos mi barriga aunque cuando veía aquella niña rosadita, moría de amor por ella. 
La verdad es que nos costó acostumbrarnos la una a la otra. Sobretodo a mí. Paula no fue un bebé fácil y yo siendo novata todo se me hacía un mundo. Sentía que me venía grande. Y esa presión de sentir que no podía con todo, terminó con una lesión lumbar y una operación de hernia discal, que me impidió cuidar a Paula durante casi 4 meses. No podía sentirme más mala madre. Por suerte, la yaya materna la cuidó mejor de lo que lo habría podido hacer yo. No me alcanzará la vida para agradecerle a mi madre estos meses que le dedicó a mi hija.
Pero afortunadamente todo pasa, y tras los meses de dolor físico que sentí por mi lesión, poco a poco me fui recuperando y hoy día hago ya vida normal.

Una vez recuperada decidí dejar temporalmente mi trabajo para dedicarme al cuidado de mi niña, y es la mejor decisión que he podido tomar. Ambas nos necesitamos mucho y este tiempo que pasamos juntas es el mejor regalo que nos podemos hacer la una a la otra.

La miro y me parece mentira todo lo que hemos pasado en tan solo un año. Hoy día la disfruto más que nunca, aunque termine agotada de correr detrás de ella todo el día. Me encanta ver como explora el mundo, aunque eso signifique verla abrir todos los cajones y sacar todo lo que encuentra, o bien meterse dentro de la cama de los perros. 

Este último mes hasta su primer cumpleaños va a estar lleno de preparativos de su fiesta de aniversario y estoy muy ilusionada por celebrar que hace un año cumplió mi sueño de ser madre, algo que un día pensé nunca llegaría.

jueves, 14 de abril de 2016

Crónica de mi parto: así llegó Paula al mundo

Tras algo más de 6 semanas desde que Paula naciera, por fin relato como fue ese momento tan esperado tras casi 40 semanas.
Para ponernos en antecedentes, diré que las últimas semanas estaba ya muy cansada, con un edema espantoso y sin ganas ni fuerzas de nada que no fuera tener a mi niña conmigo. Lamento profundamente decir una y otra vez: estoy harta de estar embarazada! porque ahora echo de menos mi barriga :_( 

El 27 de febrero, siguiendo el consejo de una vecina me tomé un chocolate a la taza sobre las 7 de la tarde (según ella, tomar una taza por la noche provoca el parto). Puesto que me encanta el chocolate así lo hice (confieso que esa era la segunda noche que lo hacía). Y a las 8 de la tarde empecé a tener dolores en la parte baja de la espalda y los riñones. Eran pinchazos que cada vez tenía con más frecuencia y menos espaciados en el tiempo. Y pensé: - ya está, estoy de parto. Avisé a mi marido de que si aquello seguía así, tenía pinta de que íbamos a pasar el sábado noche en urgencias. 

De repente a él le entra el antojo (sí antojo porque los ha tenido igual que yo durante todo el embarazo, siempre nos apetecía comer lo mismo XD) de comerse un King ahorro. Así que mientras yo estaba en casa, él fue a buscar un menú para cada uno. Mientras tanto, yo sigo con dolores cada vez más intensos y en vista del panorama, decido ducharme. Justo cuando salgo de la ducha llega él y le digo: cariño, esto va en serio, creo que Paula ya quiere salir. El pobre se puso tan nervioso que se le pasó el hambre de golpe. Recuerdo que le repetía una y otra vez: - tranquilo, que yo estoy muy tranquila. Y así era, estaba francamente relajada. Así que cené mi menú basura pensando que eso podía ser lo último que comiera antes de ver a Paula. 

Tras la cena, nos pusimos a ver la televisión. Yo encima de la pelota de pilates, que en ese momento me calmaba el dolor. Y así nos vimos todo el programa Got Talent. Hasta que llegaron las 12 de la noche y como sigo con dolores decidimos ir a urgencias. Cogemos todas las bolsas y arreando.
Última foto con barriga antes de ir al hospital


Al llegar al hospital la administrativa de recepción me informa que hay overbooking en el paritorio. - Es la fiebre del sábado noche. -bromea.
Al pasar dentro de la zona de ginecología me ponen los monitores para controlar a la niña y ver si tengo contracciones. Son casi la 1 de la mañana y así estamos hasta las 2:30 aproximadamente. Momento en que me hacen un tacto y me dicen que estoy dilatada de solo un dedo y que tras el registro del monitor parece que no hay contracciones, así que no estoy de parto. Que me vaya para casa. En ese momento mi cara y la de mi marido eran de decepción. Sobretodo yo, porque estaba teniendo dolores y no me imaginaba volverme a casa así. Pero en un instante, la ginecóloga giró la cabeza al monitor y me dijo: - te vamos a inducir el parto porque tu bebé se ha quejado. Parece que no le ha gustado que la mandáramos para casa-. En ese momento sentí alegría, miedo, nerviosismo,... parecía que después de tanto tiempo por fin iba a conocer a mi niña pero el hecho de que me tuvieran que inducir me daba cierto respeto. Pero bueno, de allí salíamos 3 sí o sí. Así que me administraron oxitocina y me llevaron a una sala de dilatación. 

Ahí si que empezaron los verdaderos dolores de parto. Nada tenían que ver con los que había tenido hasta ahora. No sabía como ponerme: la pelota no me aliviaba, no podía apenas moverme porque me tocó compartir la sala con otra pareja, mi pobre marido masajeándome la espalda encogido en aquella sala... fueron los peores momentos que pasé porque el dolor era intenso y de fondo había una pobre mujer pariendo sin epidural. Sus gritos, lejos de animar, atemorizaban a cualquier novata como yo. Recuerdo que no paraba de repetir: - Una y no más Santo Tomás. No tengo más hijos. Quien me mandaría a mí... y un largo etcétera de improperios fruto del dolor que sentía.

Ahí pasé como unas 2 horas aproximadamente. Hasta que me hicieron un tacto de nuevo. Había dilatado ya 2 dedos. Y ahí fue la pregunta del millón:-  ¿CUANDO ME PUEDEN PONER LA EPIDURAL? - Ya te la podemos poner si quieres. - Me dijo la ginecóloga.
Que si quiero?? por supuesto! la quiero ya!!!
En 10 minutos ya estaba en la sala de partos donde daría a luz, esperando a la anestesista. Tengo que puntualizar que el hospital donde me atendieron es universitario, con lo cual hay mucho personal de practicas. Pues bien, me tocó la anestesista de prácticas. UNA HORA tardó en ponerme la epidural. Sí, una hora de reloj. No podía ponerme bien el catéter y así se tiró la moza un rato largo. Yo me quería morir porque encima no puedes moverte y yo con contracciones fuertes y seguidas. Hasta que al fin llegó una compañera suya y la ayudó y ahí ya sí vi el cielo. Después de toda la noche casi, pues eran ya las 6:30 de la mañana, sentí alivio y pude relajarme. Mi marido entró entonces y me acompañó. Una hora más tarde, él baja al bar para comer algo y avisar a nuestras familias de que estamos ya en paritorio. En cuanto él sale, entra una de las matronas para hacerme un tacto, tras el que me dice: - Tu niña pide pista. Esto ya casi está.
Y mi marido no estaba!!! y no tenía mi móvil ni me acordaba de su número. Toda asustada le dije: - Por favor avisen a mi marido que se acaba de ir a desayunar!! Pero había tiempo aún, Media hora más tarde llegó mi costi y en seguida empecé a empujar. Tras los primeros pujos, cuando empezaba a asomar la cabecita las matronas me animaron a tocársela y a verla. Trajeron un espejo para que pudiera verlo. Tras cada pujo me la enseñaban y me la dejaban tocar. Recuerdo que cada vez que la veía me venía arriba y empujaba más fuerte. Estaba muy cerca de tenerla conmigo y tenía que darlo todo de mí. 

Tras salir la cabeza, cuando tenían que salir los hombros, se quedó algo "atascada" y de repente vinieron dos matronas más y la ginecóloga. Una me coge una pierna, otra la otra pierna y veo como una de las matronas que estaban ayudando a nacer a Paula empieza a moverla de arriba a abajo para sacarla. Y oigo que dice: llamad al pediatra!!  Ahí me asusté mucho, sentí que algo iba mal. Cuando me dí cuenta tenía a Paula encima de mi barriga. La toqué y le dije: - Paula, Paula... ella abrió los ojos pero no lloraba. Me puse muy nerviosa y en pocos segundos se la llevaron. Me dijeron que estaba bien pero que querían que la viera el pediatra, pero yo no estaba tranquila. Tengo una experiencia fatídica en la familia de un parto donde el bebé nunca lloró, por eso hasta que no oí llorar a Paula desde el fondo del pasillo no estuve tranquila. 

Al parecer la niña sufrió en el tramo final y al nacer, le costó respirar. Por eso se la llevaron y estuvo en observación toda la mañana. Pasaron unas 5 horas hasta que me la trajeron. Cinco horas eternas, pero finalmente Paula estaba perfecta y sana. Una niña de 3,370kg y 53 cm.


A pesar de este susto final, guardo un buen recuerdo del parto porque excepto el "atasco" final todo fue muy natural. Sin instrumentación, ni episiotomía, lo que ha favorecido mucho mi recuperación post-parto. Un precioso recuerdo del momento mas maravilloso de mi vida.